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sábado, octubre 01, 2022

Es Olvido

 Buen día tengan hoy, pacientes y amables  lectores.


Les cuento que el Martes 4 de los corrientes habrá una actividad en un hogar de ancianos con un grupo de amigos que generosamente respondieron a una propuesta. Transcribo un escrito, en la figura literaria de una carta que me dicta un amigo, que fui perdiendo día a día. Se llamaba Iván Erices Pérez Castro. El texto se explica por sí mismo.




Santiago, Hogar 30, Mayo 2003

  

Buen día,

                 Me llamo Erices Iván Pérez Castro. No puedo ya escribir, se me olvidó. Le pido a amigo Luis, más conocido como Luchín, que lo haga por mí, le dicto. Para eso son los amigos.

                 Quiero que escriba para que usted, amantísimo y paciente lector lo lea, y se entere lo importante que es para mí que venga a visitarme regularmente y que cómo me mejora la calidad de vida, regalándome su tiempo, compañía y amistad. Para eso son los amigos. 

                Quiero que Luchín te cuente, te puedo tutear?, que cuando me visitas, no soy el único que recibe cariño, tú también eres recompensado con el regalo de mi amistad y compañía. Recibo tanto cariño, y también lo doy, mucho, créeme. Para eso son los amigos. 

                Te cuento que ya no sé lo que significa quince días, ya no tengo la noción del tiempo. Cuando vengas me presentaré diciéndote que me llamo Iván Erices Pérez Castro, o Iván El Terrible, para inmediatamente preguntarte que cómo te llamas tú. Te darás cuenta que si nos encontramos de nuevo, apenas tres minutos después de habernos despedido nombrándote, te saludaré de nuevo, respetuosamente te diré mi nombre y que estoy aquí para servirte, sin embargo no diré tu nombre porque se me habrá olvidado. Lo poco que me va quedando de lucidez se da cuenta de mi progresivo deterioro cognitivo y me siento limitado. Se me pasa rápido porque me haces sentirme bien, me haces creer que te aporto algo. Ven pronto eso sí, porque dentro de no mucho mi enfermedad me privará de la noción de mi propia identidad, no recordaré mi nombre. Espero no perder la capacidad de reír y evocar la música de mi pasado que recuerdo bien ya que eso es lo último que se lleva mi tan cruel enfermedad, sé que cuento contigo para que me ayudes en eso. Para eso son los amigos. 

                Para que pueda seguir viviendo en las condiciones más dignas que sea posible, es que necesito también tu ayuda material. Te pido una colaboración mensual, la justa retribución por ayudarte a encasillar tus problemas en el nivel que corresponden. La soledad y el abandono en la vejez sí que es un problema, hiela el alma. Te digo que acepto con paz y alegría cualquier respuesta tuya, incluido el silencio, mi gratitud ya está comprometida porque leíste mi carta hasta este último párrafo.

Para eso son los amigos. 

 

ERICES IVAN PÉREZ CASTRO.